jueves, 3 de enero de 2008

Soledad


Asomaba la tarde.
Gris, rosa, negro,
colores suaves,
ásperos, tristes.
-Silencio-
Viento recio,
que descubre
lo escondido,
lo oculto,
que abre heridas
y detiene el tiempo.
Congelado el momento
el cual invita, hiere.
-Silencio-
Aire, sombra, sol,
oscuridad.
Refugio del alma,
habitación de sueños,
antesala del sufrimiento.
Risa, llanto, calma.
Escondite profundo,
ultrajado, desolado,
libre de ataduras
pero esclavo.
Mi cuerpo desgarrado,
herido;
arrugas viejas,
nuevas,
mapa interminable
que cuenta cuentos,
aventuras,
sueños que trazan
un camino andado.
Senil la mirada
que mira lo mirado,
lo triste, lo infame,
lo que no verán.
Agonizante silbido
que augura la muerte segura.
Momento perpetuo,
hipnotizante,
que despierta el gigante
y lo derrumba.

Por Daisy E. Morales (my mom)
Editado por Sarai Ortiz Morales

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